No importa cuan grave sea nuestro pecado, la misericordia de Dios siempre obrará en favor nuestro para perdonarnos (1 Jn 1:9). Acérquese con confianza a buscar el perdón por medio de la obra redentora de Jesús (Hch 2:38; 10:43).
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Somos una Familia
Para poder caminar con dirección debemos tener un destino, y el propósito de la Iglesia nos ayuda como brújula acercándonos a ese destino.
¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?
El creyente que realmente ha tenido una experiencia directa con la santidad de Dios vive un testimonio que resalta de los demás, llevándole a vivir sólo para Él.
La dicha del perdón
Si hay alguien quien conozca bien la oscuridad del pecado, la bajeza de nuestra depravación, la depresión que ejerce el sentimiento de culpa, la humillación de la corrección, la necesidad del perdón, la gracia del Señor, la inmensidad de Su misericordia, y la fidelidad de Dios a través de la restauración, ese podría ser David.
¿Con qué tipos de corazón te vas a encontrar?
No debemos basar nuestra responsabilidad y fidelidad de evangelizar en función de los resultados, sino en el privilegio y deseo de obedecer y servir a Dios.
Jehová es mi luz y mi salvación
Cuando nos encontramos en medio de problemas o ante crueles enemigos tres elementos pueden ser nuestros aliados para enfrentar apropiadamente: Luz, salvación y fortaleza.
¿Quién lo hará?
Aprendamos de las consecuencias de la desobediencia en cuanto a compartir el mensaje de Dios con otros.
Una necesidad urgente
Para comprender la urgencia de nuestra obediencia debemos entender la realidad de aquello que le espera al que no es salvo.
¡Tienen que saber!
Para poder cumplir con la tarea que Dios nos ha dado, tenemos que recordar que É nos ha dado de Su poder para cumplir la tarea.
Oración pidiendo victoria
¿En quién o en qué confía usted para sus planes? ¿Está su esperanza puesta en lo que tiene a su alrededor, en sus propias habilidades, en su conocimiento, o en Dios? David nos recuerda que Dios puede defendernos en los conflictos (v. 1); Él nos puede ayudarnos y sostenernos (v. 2); puede oírnos y obrar en favor de nuestra necesidad (v. 4, 5); y, sobre todo, Él es Quien nos salva y nos da vida eterna (v. 6, 9). Nunca olvidemos, nuestra esperanza debe estar puesta solo en Dios, y en nada más (v. 7, 8).