1 TESALONICENSES

Atentos y sobrios esperando Su venida

La instrucción de la Segunda Venida de Cristo nos es dada para que vivamos diligentes ante esta verdad, y cada creyente deberá responder ante el Señor sobre esa responsabilidad.

Estudio de Salmos

El justo confia en Dios

El justo confia en Dios

1 TESALONICENSES

¿Tiene usted esperanza?

Todo creyente debe conocer y mantener presente las verdades bíblicas sobre la salvación, la vida eterna y la Segunda Venida de Cristo para que conserve viva la esperanza.

Estudio de Salmos

Dios, el único refugio

Dios, el único refugio

Estudio de Salmos

Jehová es mi luz y mi salvación

Cuando nos encontramos en medio de problemas o ante crueles enemigos tres elementos pueden ser nuestros aliados para enfrentar apropiadamente: Luz, salvación y fortaleza.

Estudio de Salmos

Oración pidiendo victoria

¿En quién o en qué confía usted para sus planes? ¿Está su esperanza puesta en lo que tiene a su alrededor, en sus propias habilidades, en su conocimiento, o en Dios? David nos recuerda que Dios puede defendernos en los conflictos (v. 1); Él nos puede ayudarnos y sostenernos (v. 2); puede oírnos y obrar en favor de nuestra necesidad (v. 4, 5); y, sobre todo, Él es Quien nos salva y nos da vida eterna (v. 6, 9). Nunca olvidemos, nuestra esperanza debe estar puesta solo en Dios, y en nada más (v. 7, 8).

Estudio de Salmos

Acción de gracias por la victoria

¿Qué le está afectando este momento? ¿Qué tan cerca cree usted que está su derrota? Si usted está esperando en Dios, no pierda su esperanza, confíe en Él, ore y espere, siga obedeciendo y confíe en Su Palabra (Sal 18:20-23, 30), que Dios llegará pronto rescatarle “de las muchas aguas” o de “poderoso enemigo” (Sal 18:16, 17).

Estudio de Salmos

Oración de confianza en Dios

La presencia de Dios y nuestra confianza que Él vela por nuestra vida y nos escucha en medio de la angustia es lo que llena nuestra vida de verdadero y profundo gozo (Sal 4:7); el Señor es Quien nos traerá luz de justicia (Sal 4:6), y esa esperanza nos permitirá acostarnos y dormir en paz, pues Su Persona nos hace “vivir confiado” (Sal 4:8).