Mateo 5:17-20
17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. 18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. 19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos. 20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
- Jesús nos dejó ejemplo de obediencia.
- Jesús nos recuerda la importancia de la Palabra.
- Jesús nos recuerda el mal ejemplo de los desobedientes.
- Jesús nos alienta a ser grandes en obediencia.
- Primero, debemos vivir en obediencia.
- Segundo, debemos enseñar obediencia.
- Jesús nos invita a buscar obediencia en la justificación.
Mateo 5:20 (BM): Por un lado, Jesús estaba pidiendo a sus discípulos una santidad más profunda y radical que la de los fariseos. El fariseísmo tendía a ablandar las demandas de la ley al hacer énfasis solamente en la obediencia externa. En los versículos siguientes, Jesús descubre ante ellos el significado moral completo de la ley, y demuestra que la rectitud que la ley reclama envuelve una conformidad interna al espíritu de la ley, más que una simple complacencia externa con el texto escrito. no entraréis en el reino de los cielos. Por otro lado, se establece una barrera imposible para la salvación por obras. Las Escrituras enseñan repetidamente que los pecadores son capaces únicamente de tener una defectuosa e imperfecta rectitud (p. ej. Is. 64:6). De aquí que la única rectitud por la cual los pecadores pueden ser justificados es la perfecta rectitud de Dios que es dada a aquellos que creen (Gn. 15:6; Ro. 4:5).