Una Iglesia en Acción

Un Dios con poder extraordinario


Hechos 19:11-20

11 Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, 12 de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían. 13 Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. 14 Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. 15 Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? 16 Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. 17 Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Éfeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús. 18 Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. 19 Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata. 20 Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.

Introducción:

  • El inicio del Tercer Viaje Misionero de Pablo.
  • Las enseñanzas sobre el valor del discipulado.
  • La obra que solo un Dios como el de la Biblia puede hacer.
  1. Dios obrando con poder.

Hechos 19:11

11 Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo

La palabra milagros: dunamis (δύναμις, 1411), poder, capacidad inherente. Se usa de obras de origen y carácter sobrenatural, que no podrían ser producidas por agentes y medios naturales.[1]

La palabra extraordinarios: Es una combinación de tres palabras griegas que en conjunto quieren decir: algo que no se puede alcanzar o que no es ordinario o común.

ou (οὐ, 3756) significa no

(τό, 3588) significa cosa

tuncano (τυγχάνω, 5177) significa alcanzar u obtener

  1. La presencia del Espíritu Santo era evidente. (v. 6)
  • Las curaciones eran singulares. (v. 12)

“Cuando ponían sobre los enfermos pañuelos o delantales que apenas habían tocado la piel de Pablo, quedaban sanos de sus enfermedades…” (NTV)

  • Las liberaciones eran constantes. (v. 12-18)
  • Las conversiones eran reales. (v. 19-20)
  • El hombre respondiendo a ese poder.
  1. Unos no querían saber nada del Dios de poder.
  1. Al escuchar la Palabra endurecían el corazón. (v. 9)
  • Al ver que sus ganancias mundanas se perdían protestaban. (v. 23-25)
  • Al ver que se apartaban de sus tradiciones se alteraban. (v. 26-28, 35)

En este momento crucial, el secretario de la ciudad consiguió apaciguar a la multitud. Su discurso fue tan eficaz como insustancial. Vino a decirles que los efesios no tenían nada que temer. A fin de cuentas, todos sabían que Éfeso había sido designada como la ciudad que debía servir como guardiana del templo de la gran diosa Diana. Aunque trece ciudades de Asia tenían participación en el templo, sin embargo aquel sagrado edificio estaba encomendado solemnemente a la custodia de los efesios. También a ellos les tocaba el privilegio de guardar una imagen de Diana que se suponía había caído del cielo.[2]

Las 7 Maravillas del Mundo Antiguo

  • Jardines Colgantes de Babilonia (Egipto)
  • La gran pirámide de Giza (Egipto)
  • Estatua de Zeus (Grecia)
  • El faro de Alejandría (Egipto)
  • Mausoleo de Halicarnaso (Turquía)
  • Coloso de Rodas (Grecia)
  • Templo de Artemisa (Turquía)

Artemisa, hermana de Apolo, se le rendía en Éfeso un culto en cierto modo prehelenístico, representando más la fertilidad que la virginidad que significaba para los griegos. A la diosa se la representa con una corona amurallada, símbolo de Cibeles, y, al igual que ella, la Artemisa de Éfeso era servida por esclavas llamadas megabyzae.

Una inscripción votiva mencionada por Bennet (ver enlace más abajo), que data probablemente del siglo III a. C., asocia la Artemisa de Éfeso a Creta:

Al sanador de los desastres, a Apolo, dador de la Luz a los mortales, Eutiquess le ha erigido en ofrenda [una estatua de] la Señora cretense de Éfeso, la Portadora de la Luz.

La costumbre griega del sincretismo asimiló todas las deidades extranjeras bajo alguna forma de las divinidades del Olimpo, y está claro que en Éfeso, la identificación con Artemisa que hicieron los colonos jonios no era muy apropiada.

Salvaje, independiente y de una fuerza y belleza superiores. Así aparecía Artemisa, la diosa de la fertilidad, la caza y la guerra, en la mitología griega. Hija de Zeus y hermana gemela de Apolo, es una de las doce grandes divinidades olímpicas. Artemisa era una diosa indomable, que no solo daba la vida, sino que también la quitaba. En su honor, y para apaciguarla, el rey Creso de Lidia mandó erigir el templo de Artemisa en Éfeso. En el interior de este santuario se hallaba la estatua de Artemisa, una obra de dos metros de altura en madera de vid revestida con plata y oro.[3]

  • Al ver que todo cambiaba ellos arremetían. (v. 29-35)
  • Otros seguían al Único Dios con poder.
  1. La gente buscaba los milagros. (v. 12)
  • La gente alababa las liberaciones. (v. 17)
  • La gente escuchaba la Palabra. (v. 10, 20)
  • La gente creyente se cuidaba entre ellos. (v. 29-31)
  • La gente que confiaba era protegida. (v. 35-41)

[1] Vine, W. E. (1999). En Vine diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo (electronic ed.). Editorial Caribe.

[2] MacDonald, W. (2004). Comentario Bíblico de William MacDonald: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento (p. 741). Editorial CLIE.

[3] https://es.wikipedia.org/wiki/Templo_de_Artemisa_%28%C3%89feso%29

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