Principios para el Líder

Principios para el Líder XIII – PELIGRO DE LAS PASIONES


Jueces 15:20-16:6

“Y juzgó a Israel en los días de los filisteos veinte años. Fue Sansón a Gaza, y vio allí a una mujer ramera, y se llegó a ella. Y fue dicho a los de Gaza: Sansón ha venido acá. Y lo rodearon, y acecharon toda aquella noche a la puerta de la ciudad; y estuvieron callados toda aquella noche, diciendo: Hasta la luz de la mañana; entonces lo mataremos. Mas Sansón durmió hasta la medianoche; y a la medianoche se levantó, y tomando las puertas de la ciudad con sus dos pilares y su cerrojo, se las echó al hombro, y se fue y las subió a la cumbre del monte que está delante de Hebrón. Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila. Y vinieron a ella los príncipes de los filisteos, y le dijeron: Engáñale e infórmate en qué consiste su gran fuerza, y cómo lo podríamos vencer, para que lo atemos y lo dominemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata. Y Dalila dijo a Sansón: Yo te ruego que me declares en qué consiste tu gran fuerza, y cómo podrás ser atado para ser dominado.”

Una de las grandes debilidades en el liderazgo es la falta de control sobre las pasiones. Un gran líder puede ser derrotado fácilmente cuando sus pasiones son descubiertas y no hace nada para protegerse de ellas.

Sansón llevaba ya veinte años liderando al pueblo de Israel con la ayuda de Dios (Jue 15:20). Este nazareo había sido elegido por Dios para juzgar a los filisteos (Jue 14:4), pero siendo el hombre más fuerte del mundo tenía una gran debilidad que lo llevó a la destrucción.

La pasión por las mujeres llevó a Sansón a enfrentar grandes problemas. Fue traicionado por su suegro pagano (Jue 15:1-2); los enemigos utilizaron a las mujeres para destruirlo (Jue 14:15-17; 16:2, 5); el sucumbía fácilmente ante sus seducciones a pesar de las malévolas intenciones de ellas (Jue 16:10, 13, 15); su espíritu era afligido a medida que se entregaba más al pecado (Jue 16:16); entregó su compromiso con Dios por las lujurias (Jue 16:17); y perdió su poder e influencia, que venía de Dios, a causa de su constante enfriamiento espiritual (Jue 16:19, 20).

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