Principios para el Líder

Principios para el Líder V – SABER ESCUCHAR



Génesis 39:7-12

“Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo. Y él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene. No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios? Hablando ella a José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella, aconteció que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí. Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió.”

«El nombre de Fabricio Lucio, célebre general romano de los tiempos primitivos de expansión de La República, ha quedado en la historia como emblema de probidad, sencillez, desinterés e integridad ciudadanas. Se dice que hallándose el famoso general en la más completa pobreza fue nombrado embajador por La República, para ir a tratar con Pirro, rey de Epiro, sobre asuntos de la mayor importancia concernientes a su patria. Pirro lo recibió en su corte con las mayores distinciones y trató de inducirlo para que secundara sus proyectos, contrarios a Roma, ofreciéndole honores elevados y grandes riquezas.

Pirro conocía las valías morales de Fabricio, con quien había luchado en acciones bélicas sin que hubiera logrado vencerlo. Conocía la entereza de carácter del noble patricio y creyó que si lograba inclinarlo a su favor habría hecho una trascendente adquisición. En efecto, Pirro, haciendo uso de su habilidad, de su talento y sus riquezas, y aprovechando la pobreza de Fabricio, le hizo insinuaciones morbosas, indignas de la elevada moral del ciudadano íntegro.

La contestación de Fabricio fue la siguiente: “Si aún me crees honrado; ¿por qué pretendes corromperme? Y si me crees capaz de dejarme sobornar, ¿de qué puedo servirte?” Tan elocuente contestación hizo retroceder a Pirro y le proporcionó una visión de un hombre cabal, digno de la más alta consideración.» — (El Embajador – 500 Ilustraciones)

Existe una palabra hebrea en el AT que es traducida al español como “íntegro” (2 S 22:26), es la palabra tamîm (תָּמִים, H8549), y puede ser traducida además como: perfecto, sin mácula, entero, completo. Esta palabra se encuentra 91 veces en el AT, y en 51 ocasiones está relacionada con las ofrendas presentadas al Señor, expresando que la víctima debe ser “sin defecto” (Lv 22:19), representando el carácter de Cristo, el “Cordero de Dios” (Jn 1:29).

José estaba siendo probado en su integridad, no solamente en su cuidado de las responsabilidades de la casa de Potifar. Muchos pudieran decir que son buenos empleados en su trabajo, pero fallar en el adulterio; podríamos pagar los impuestos cada año, pero mentir para adquirir un acenso en el trabajo; podría cuidar de su familia con amor, pero utilizar malas palabras al hablar. Íntegro es ser perfecto en todas las áreas, y eso es lo que Dios espera.

La base de la integridad de José estaba no solamente en lo que hacía ante Potifar, sino ante Dios también: ¿cómo, pues, haría yo este grande mal (CONTRA POTIFAR), y pecaría CONTRA DIOS? (Gn 39:9 – paréntesis y mayúsculas añadido). Íntegro es aquel que obra bien ante Dios y ante los demás en todo lugar, en todo momento, y en todas las áreas de la vida.

«Si aún me crees honrado; ¿por qué pretendes corromperme? Y si me crees capaz de dejarme sobornar, ¿de qué puedo servirte?» – Fabricio Lucio

Salmos 119:1

“Bienaventurados los perfectos (íntegros) de camino, los que andan en la ley de Jehová.”

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