Una Iglesia en Acción

09 – Un creyente transformado



Hechos 4:1-22

“Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos, resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos. Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde. Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil. Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas, y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes; y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto? Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera este haya sido sanado, 10 sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. 11 Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. 12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. 13 Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. 14 Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra. 15 Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí, 16 diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar. 17 Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre. 18 Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. 19 Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; 20 porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. 21 Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho, 22 ya que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años.

Introducción:

  • El dicho popular que dice “dime con quien andas y te diré quién eres” es proverbio cierto muy aplicable a la realidad.
  • Nuestras compañías, con quienes compartimos, definen quienes somos, lo que decimos y lo que hacemos. (ver Proverbios 13:20)
  • El caminar con Dios genera cambios espirituales significativos y evidentes en una persona.

Proposición:

El caminar con Dios no es una pérdida de tiempo como muchos piensan, es una actividad que cambia a una persona pecadora en un santo en crecimiento y listo para servir.

  1. Los contendientes de los acusados.

Estaba a punto de estallar la primera persecución de la iglesia primitiva. Y, como había de ser, comenzó de parte de los líderes religiosos. Los sacerdotes y el jefe de la guardia del templo, y los saduceos emprendieron acción contra los apóstoles.[1]

Scroggie sugiere que los sacerdotes representan la intolerancia religiosa; el jefe de la guardia del templo, la enemistad política; y los saduceos, la incredulidad racionalista. Los saduceos negaban la doctrina de la resurrección. Esto los puso en conflicto directo con los apóstoles, ¡por cuanto la resurrección era la nota central de la predicación apostólica! [2]

  1. Los sacerdotes. 1

Era el grupo de los hijos de Aaron que ministraban en el Templo.

  • La guardia del templo. 1

Ellos eran levitas, hijos de Levi, pero que, aunque ministraban en el Templo, servían como custodios del centro de adoración y no ofrecían los sacrificios.

  • Los saduceos. 1

Los saduceos, también llamados zadokitas, conformaban un grupo de judíos aristócratas, perteneciente a la clase social alta, que se desarrolló en Jerusalén en los siglos I y II a. C.

Estos, en general, ocupaban puestos con poder significativo, tal como ser parte del Sanedrín.

Los saduceos eran los encargados de mantener la paz entre judíos y romanos, y en base a ello, tomar decisiones que los beneficiaran como nación.

Esto los puso en conflicto directo con los apóstoles, ¡por cuanto la resurrección era la nota central de la predicación apostólica! Spurgeon ve un paralelo:

Los saduceos, como sabéis, eran la Escuela Amplia, los liberales, los pensadores avanzados, la gente moderna de su tiempo. Si queréis un escarnio acerbo, un sarcasmo acerbo o una acción cruel, os encomiendo a estos caballeros de amplio corazón. Son liberales para con todos, excepto para con los que mantienen la verdad; y para ellos tienen una reserva de amargura concentrada que rebasa en mucho al ajenjo y a la hiel. Son tan liberales con sus hermanos de error que no les queda ninguna tolerancia para los evangélicos.17

Estos líderes se resentían de que los apóstoles estuviesen enseñando al pueblo. Ellos creían que ésta era una prerrogativa exclusiva de ellos. También se encolerizaron porque proclamaban en Jesús la resurrección de entre los muertos. Si Jesús había resucitado de entre los muertos, entonces los saduceos quedaban desacreditados.[3]

SaduceosFariseos
Eran de la clase social altaEran de clase media
Creían que el hombre era creador de sus propias circunstanciasCreían que Dios era el creador de todo
No creían en la llegada del MesíasSí creían en un Mesías prometido
Eran miembros del SanedrínEran del cuerpo de los rabinos
Aceptaban la relación con el gobierno político por convenienciaNo creían que fuera correcto tener una relación con los gobernantes paganos
No creían en la resurrecciónSí creían en la resurrección.
  • El Sanedrín. 5-6

Formado por los que tenían cargos gubernamentales y que regían también al pueblo judío; pero también estaba formado por sacerdotes importantes y los escribas o transcriptores de las Escrituras.

  • El cuestionamiento hacia los acusados.
  1. Que enseñaban sobre la resurrección. 2
  • Que ellos estaban desacreditando la enseñanza de los saduceos. 2
  • Que tenían que explicar cuál era la autorización para hacer cosas. 7
  • La defensa de los acusados.
  1. Reaccionaron llenos de Espíritu Santo. 8
  • Presentaron una defensa formal. 8-9
  1. Todos son conocedores del milagro. 9
  1. Esto fue hecho en nombre de Cristo. 10
  1. El mismo Cristo a quien ustedes crucificaron. 10
  1. El mismo Cristo a quien Dios resucitó. 10
  • El mismo Cristo a quien ustedes rechazaron. 11
  • El mismo Cristo quien es el centro de todo. 11
  • El mismo Cristo en cuyo sólo Nombre hay salvación. 12
  • La conclusión de los acusantes.
  1. Los acusados habían estado con Jesús. 13
  • No hay causa formal para acusarles. 14-16
  • La petición de los acusantes.
  1. Guarden el secreto y no digan nada más. 16
  • Les amenazaron no hablar más de Cristo al pueblo. 17
  • La respuesta de los acusados.
  1. Ustedes no tienen autoridad sobre nosotros, solo Dios. 19
  • No podemos quedar callados con algo tan valioso. 20
  • La reacción de los testigos.
  1. Cinco mil varones recibieron a Cristo. 4
  • Todos los testigos glorificaron a Dios. 21-22

[1] MacDonald, W. (2004). Comentario Bíblico de William MacDonald: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento (p. 716). Editorial CLIE.

[2] MacDonald, W. (2004). Comentario Bíblico de William MacDonald: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento (p. 716). Editorial CLIE.

17 (4:1–4) Charles Haddon Spurgeon, documentación adicional no disponible.

[3] MacDonald, W. (2004). Comentario Bíblico de William MacDonald: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento (pp. 716-717). Editorial CLIE.

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