Adora Su Nombre

El Nombre Patros



Mateo 6:5-15

Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. 14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.”

En este pasaje vemos al Señor Jesucristo llevándonos a analizar la idea de un Padre que se encuentra en el cielo y que nos mira con amor y cuidado.

En el griego se utiliza la palabra “pater” o “patros”, la que se traduce como padre, y tiene que ver con alguien quien nutre, protege o sustenta.

“Una de las revelaciones más distintivas del Nuevo Testamento es la de Dios como el Padre de individuos. Mientras que la palabra “Padre” se usa con referencia a Dios, solamente 15 veces en el Antiguo Testamento, ésta se halla con la misma función 245 veces en el Nuevo. Como Padre, Él le da a Sus hijos gracia y paz (un saludo regular en las epístolas; Efesios 1:2; 1 Tesalonicenses 1:1), buenas dádivas (Santiago 1:17), y aun mandamientos (2 Juan 4). Nosotros también nos dirigimos a Él como Padre en la oración (Efesios 2:18; 1 Tesalonicenses 3:11).”[1]

“En tanto que el eterno poder y divinidad de Dios quedan manifiestos en la creación, su paternidad en la relación espiritual mediante la fe es el tema de la revelación del NT, y esperó para su revelación a la presencia del Hijo sobre la tierra (Mt 11.27; Jn 17.25). Esta relación espiritual no es universal (Jn 8.42, 44; Jn 1.12 y Gl 3.26).”[2]

Una de esas características más significativas de esa relación de Padre espiritual lo vemos en el pasaje de Romanos 8, dónde Pablo nos enseña que podemos acercarnos a Él por medio del Espíritu Santo y hablarle como nuestro Papá o Papito.

Romanos 8:14-17

14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios. 15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.”

abba (ἀββᾶ, 5) es una palabra aramea, que se halla en Mc 14.36; Ro 8.15 y Gl 4.6. En la Gemara (comentario rabínico sobre la Misná, la enseñanza tradicional de los judíos) se afirma que los esclavos tenían prohibido dirigirse al padre de familia con este título. Se aproxima a un nombre personal, en contraste a «padre», vocablo con el que siempre se halla unido en el NT. Esto es probablemente debido al hecho de que al haber llegado «abba» a convertirse en la práctica en un nombre propio, personal, los judíos de habla helénica añadieron la palabra griega pater, padre, del lenguaje que usaban comúnmente. Abba es la palabra formada por los labios de los niños de pecho, e implica una confianza total; «padre» expresa un entendimiento inteligente de la relación. Las dos palabras juntas expresan el amor y la confianza inteligente del hijo.[3]


[1] Ryrie, C. C. (2003). Teologı́a básica (p. 57). Editorial Unilit.

[2] Vine, W. E. (1999). En Vine diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo (electronic ed.). Editorial Caribe.

[3] Vine, W. E. (1999). En Vine diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo (electronic ed.). Editorial Caribe.

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