2 Corintios 4:1-11
“Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos. 2 Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios. 3 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; 4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. 5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. 6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. 7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, 8 que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 10 llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 11 Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.”
Introducción:
- ¿Alguna vez ha dejado algo muy valioso en un recipiente muy sencillo o frágil?
- ¿Le gustaría dejar las cosas valiosas que posee en lugares inseguros o que no sean dignos de recibir el valor de lo que ha guardado?
- La historia de la bolsa de basura llena de joyas.
Proposición:
Dios nos ha encargado a todos los creyentes el ministerio de la predicación del Evangelio, mensaje que habla del señorío y la gloria de Cristo, mensaje que ha sido entregado como gran depósito en nuestras manos.
- Somos ministros del Nuevo Pacto.
La palabra “ministerio” viene del griego «diakonia» (διακονία, 1248), que significa oficio y obra del diakonos, servicio, ministerio. En otras palabras, significa ser siervo, asistente, servir, asistir, ministrar.[1]
- Ministerio que se nos ha dado por la misericordia de Dios. (v. 1a)
- Ministerio que requiere gran trabajo. (v. 1b)
- Ministerio que debe ser llevado dignamente. (v. 2a)
- Ministerio que tiene que ser predicado con la verdad. (v. 2b)
- Ministerio que debe ser nuestra carta de presentación. (v. 2c)
- Somos ministros de un mensaje “codificado”.
- Mensaje que no todos lo podrán comprender. (v. 3)
- Mensaje que Satanás lo tiene oscurecido. (v. 4a)
La palabra “cegó” viene del griego «tufloo» (τυφλόω, 5186), cegar (de una raíz tuf—, quemar, humear; cf. tufos, humo). Se usa metafóricamente, del encegamiento del intelecto (Jn 12.40; 2 Co 4.4; 1 Jn 2.11).[2]
- Mensaje que habla de la gloria de Cristo. (v. 4b)
«El evangelio tiene que ver con Cristo en la gloria. No es el Carpintero de Nazaret quien es presentado a la vista de los creyentes. No es simplemente Cristo extendido en la oprobiosa cruz. Es el Señor Jesucristo quien ha muerto, quien ha sido sepultado y quien ha resucitado, y quien está ahora a la diestra de Dios en el cielo. Él es el objeto de la fe del creyente, el glorificado Hijo de Dios en el cielo.»[3] (William MacDonald)
- Mensaje que habla del señorío de Cristo. (v. 5a)
- Somos ministros de la obra de Dios.
- Dios es quien lo hace todo. (v. 6a)
- Dios es quien ilumina nuestro entendimiento para que veamos Su gloria por medio de Cristo. (v. 6b)
- Somos ministros de un gran tesoro.
- Porque de esta forma Dios manifiesta Su poder. (v. 7)
- A pesar de nuestra debilidad.
- A pesar de ser indignos.
- Porque de esta forma todos pueden mirar nuestra fragilidad. (v. 8-10a)
Dios hubiera escogido ángeles si hubiera deseado usar seres santos. Dios hubiera escogido animales u otro ser creado para expresar Su poder. Dios hubiera escogido un mensaje en el cielo o hablarnos directamente a todos con voz audible si hubiera querido llamarnos la atención. Pero no, Dios nos escogió a nosotros que somos débiles e indignos para que el poder sea de Él; y por eso Pablo nos recuerda que somos llamados a este ministerio por la MISERICORDIA DE DIOS.
- Porque de esta forma todos pueden ver la obra de Cristo. (v. 10b-11)
[1] Vine, W. E. (1999). Vine diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo (electronic ed.). Nashville: Editorial Caribe.
[2] Vine, W. E. (1999). Vine diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo (electronic ed.). Nashville: Editorial Caribe.
[3] MacDonald, W. (2004). Comentario Bíblico de William MacDonald: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento (p. 828). Viladecavalls (Barcelona), España: Editorial CLIE.