Salmos 119:113-120
“113 Aborrezco a los hombres hipócritas;
Mas amo tu ley.
114 Mi escondedero y mi escudo eres tú;
En tu palabra he esperado.
115 Apartaos de mí, malignos,
Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.
116 Susténtame conforme a tu palabra, y viviré;
Y no quede yo avergonzado de mi esperanza.
117 Sosténme, y seré salvo,
Y me regocijaré siempre en tus estatutos.
118 Hollaste a todos los que se desvían de tus estatutos,
Porque su astucia es falsedad.
119 Como escorias hiciste consumir a todos los impíos de la tierra;
Por tanto, yo he amado tus testimonios.
120 Mi carne se ha estremecido por temor de ti,
Y de tus juicios tengo miedo.”
¿Alguna vez se ha colocado en el estrado de la santidad de Dios y mirado desde ahí al pecador y cómo Él contempla su comportamiento?
Muchas veces nos hemos encontrado en el punto donde no podemos mirar el pecado tal cual Dios lo mira, y, por lo tanto, aceptamos en cierto grado algunas conductas pecaminosas, dando la oportunidad a que lo sigan haciendo porque no miramos ese pecado tal como el Señor lo mira.
En este pasaje vemos 5 puntos que debemos considerar, y que el salmista nos permite analizar de una manera santa el mal comportamiento del hombre en pecado y como debemos mirar nuestra vida ante ello:
- Dios aborrece a los hombres hipócritas o mentirosos (v. 113)
- El creyente debe apartase de aquellos que hacen maldad (v. 115)
- Reconoce que Dios desprecia al hombre impío en general (v. 118)
- Nos da a conocer que el Señor considera como escoria al pecador (v. 119)
- El salmista tiembla ante Dios y teme a sus decretos o juicios (v. 120)
Este pasaje nos debe llevar a reconsiderar la manera como nosotros miramos al pecado, al pecador, y nuestra relación con ellos. El vivir aceptando su mal comportamiento, y más teniendo compañerismo con ellos no nos va a llevar a ningún buen lugar, al contrario, nos coloca en una mala posición ante Dios.
Debemos adorar a Dios con temor y temblor, tenemos que amar Su Palabra y seguirla con absoluta reverencia y gran compromiso. Necesitamos que esforzarnos seriamente en aprender la Palabra y vivirla, para que de esa manera no caigamos en pecado, y menos, tengamos una vida fundada en alguna conducta pecaminosa que sea constante en nosotros, y de la cual no salgamos.
Definitivamente, requerimos mirar al pecado tal cual es, vivir una vida de santidad que honre al Señor con nuestra vida, y amemos y comprometámonos a la Biblia para constantemente podamos mirarnos como a un espejo nuestra vida y ver si hay algo que necesitamos cambiar.