Excelencias de La Ley de Dios

Vivifícame según tu palabra


Salmos 119:25-32.


25 Abatida hasta el polvo está mi alma;
    Vivifícame según tu palabra.

26 Te he manifestado mis caminos, y me has respondido;
Enséñame tus estatutos.

27 Hazme entender el camino de tus mandamientos,
Para que medite en tus maravillas.

28 Se deshace mi alma de ansiedad;
Susténtame según tu palabra.

29 Aparta de mí el camino de la mentira,
Y en tu misericordia concédeme tu ley.

30 Escogí el camino de la verdad;
He puesto tus juicios delante de mí.

31 Me he apegado a tus testimonios;
Oh Jehová, no me avergüences.

32 Por el camino de tus mandamientos correré,
Cuando ensanches mi corazón.”

Si usted se ha perdido alguna vez, o si ha tenido que recorrer un camino por una senda que nunca pasó, entiende que no hay nada más horrible que la sensación de incertidumbre o pérdida. Se genera gran ansiedad, el temor afecta nuestra percepción de las cosas, y la desconfianza de caminar sin rumbo, sin saber que se va a llegar o no a nuestro destino, genera una serie muy gran de emociones inquietantes.

¿Pero que pasa cuando alguien aparece a nuestro rescate? ¿Alguien que se presenta como el guía y nos ayuda a continuar hasta donde debemos llegar? En ese momento cambia todo dentro de nosotros. La paz nos embarga y podemos disfrutar del resto del viaje

Esto es más o menos lo que el Salmista quiere expresar mediante este pasaje.

Su alma estaba “abatida” en gran manera, “hasta el polvo”, porque anhelaba la “palabra” de su Guía Celestial (v. 25). Sabía que era Él el único que podría ayudarle y traerle vida a su afligido corazón cuando le guíe por medio de Su Palabra.

Cuando necesitaba saber si el camino que estaba siguiendo era el correcto, entonces Dios le respondía enseñándole Su voluntad por medio de Sus “estatutos” (v. 26), y cuando necesitaba saber que hacer, le pedía entendimiento por medio de la meditación de la Palabra (v. 27).

El corazón del salmista es expuesto ante nuestros ojos, porque leemos que su alma se “deshace” en medio de las dificultades mientras busca conocer el camino a seguir (v. 28). Si alguna vez se ha encontrado en alguna circunstancia, donde no sabía cómo actuar, pero necesitaba responder prontamente, sabe como se siente el estar inquieto en buscar la dirección que seguir. Eso es lo que le pasaba al escritor.

Algo más que deseaba el salmista era no ir en el camino de la mentira o el engaño, sobre todo de la enseñanza bíblica, porque lo llevaría a estar perdido, por eso clama a la misericordia de Dios para que le permita conocer Su “ley” (v. 29). Y cuando descubrió “el camino de la verdad”, decidió seguir en él (v. 30).

Para concluir esta sección del Salmo, el autor le pedía a Dios que lo bendiga y prospere porque había decidido seguir los “testimonios” de Dios (v. 31). Y sabía que podía correr confiadamente en el camino que Dios le trazaba enfrente cuando Él le ayudaba a entenderlo y a confiar en Su voluntad.

Así que la próxima vez que no sepa que dirección tomar, entonces busque a Dios y Su guía, y podrá llegar confiadamente al destino de la eterna y buena voluntad de Dios.

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