1 Tesalonicenses 2:17-3:13
“17 Pero nosotros, hermanos, separados de vosotros por un poco de tiempo, de vista pero no de corazón, tanto más procuramos con mucho deseo ver vuestro rostro; 18 por lo cual quisimos ir a vosotros, yo Pablo ciertamente una y otra vez; pero Satanás nos estorbó. 19 Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida? 20 Vosotros sois nuestra gloria y gozo. 3 Por lo cual, no pudiendo soportarlo más, acordamos quedarnos solos en Atenas, 2 y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el evangelio de Cristo, para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe, 3 a fin de que nadie se inquiete por estas tribulaciones; porque vosotros mismos sabéis que para esto estamos puestos. 4 Porque también estando con vosotros, os predecíamos que íbamos a pasar tribulaciones, como ha acontecido y sabéis. 5 Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano. 6 Pero cuando Timoteo volvió de vosotros a nosotros, y nos dio buenas noticias de vuestra fe y amor, y que siempre nos recordáis con cariño, deseando vernos, como también nosotros a vosotros, 7 por ello, hermanos, en medio de toda nuestra necesidad y aflicción fuimos consolados de vosotros por medio de vuestra fe; 8 porque ahora vivimos, si vosotros estáis firmes en el Señor. 9 Por lo cual, ¿qué acción de gracias podremos dar a Dios por vosotros, por todo el gozo con que nos gozamos a causa de vosotros delante de nuestro Dios, 10 orando de noche y de día con gran insistencia, para que veamos vuestro rostro, y completemos lo que falte a vuestra fe? 11 Mas el mismo Dios y Padre nuestro, y nuestro Señor Jesucristo, dirija nuestro camino a vosotros. 12 Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros, 13 para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.”
Introducción:
- ¿Cuánto nos pesa estar alejados de las personas que amamos?
- ¿Qué hacemos para poder volver a estar con aquellos seres amados?
- ¿Cuánto nos pesa estar alejados de la iglesia y deseamos volver a ella?
Proposición:
La participación fiel del creyente en la iglesia es una muestra de su salud espiritual, pero la ausencia a ella y la falta de interés al regresar manifiesta que hay un problema espiritual en el creyente que debe ser resuelto.
- El estorbo que afecta la asistencia a la iglesia.
- Satanás. 2.18
Satanás, cuyo nombre significa “adversario”, ha intentado siempre destruir la iglesia que Cristo prometió edificar (comp. Mt. 16:18). Según las Escrituras estuvo presente en las iglesias de Jerusalén (Hch. 5:1–10), Esmirna (Ap. 2:9, 10), Pérgamo (Ap. 2:13), Tiatira (Ap. 2:24), Filadelfia (Ap. 3:9), Éfeso (1 Ti. 3:6, 7) y Corinto (2 Co. 2:1–11). Estorbó a Pablo como un enemigo militar puede impedir o retrasar el avance de su oponente. Es muy posible que esto se refiera a la fianza o juramento hecho por Jasón (Hch. 17:9), si se trató de una promesa en el sentido de que Pablo no volvería a entrar a Tesalónica.[1]
Tampoco sabemos cómo Pablo podía estar seguro de que era el diablo quien lo estorbó, y no el Señor. En Hechos 16:6 leemos que el Espíritu Santo había prohibido a Pablo y su grupo predicar la palabra en Asia. En el siguiente versículo, intentaron ir a Bitinia pero el Espíritu no se lo permitió. ¿Cómo podemos saber cuándo es el Espíritu y cuándo es el diablo el que estorba? Quizá un modo sea éste: cuando sabemos que estamos en la voluntad de Dios, cualquier estorbo que surja no es obra del Espíritu sino del diablo. Asimismo, es siempre de esperar que Satanás busque estorbar cuando Dios está bendiciendo. Pero Dios siempre predomina sobre la oposición de Satanás. En este caso, la imposibilidad de que Pablo pudiese ir a Tesalónica tuvo como resultado la redacción de esta carta. Esta carta, a su vez, ha redundado para gloria de Dios y para nuestra bendición.[2]
- Pruebas. 3.3-4
- Pecado. Isaías 59:1-3; Juan 3.19-20
Isaías 59:1-3
“He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; 2 pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. 3 Porque vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad; vuestros labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua.”
Juan 3:19-20
“19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.”
- El deseo intenso de volver a la iglesia. 2.17
- Nos lleva a buscar cualquier medida para estar en contacto. 3.1-2
- Es consolado cuando recibimos noticias buenas de los demás. 3.5-7
- Es presentado en oración a Dios como necesidad. 3.11
- El fruto establecido en la iglesia. 2.19-20