Estudio de Salmos

Dios juzgará al mundo

Salmos 50:1-7, 22-23

“El Dios de dioses, Jehová, ha hablado, y convocado la tierra,
Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone.
De Sion, perfección de hermosura,
Dios ha resplandecido.
Vendrá nuestro Dios, y no callará;
Fuego consumirá delante de él,
Y tempestad poderosa le rodeará.
Convocará a los cielos de arriba,
Y a la tierra, para juzgar a su pueblo.
Juntadme mis santos,
Los que hicieron conmigo pacto con sacrificio.
Y los cielos declararán su justicia,
Porque Dios es el juez. Selah
Oye, pueblo mío, y hablaré;
Escucha, Israel, y testificaré contra ti:
Yo soy Dios, el Dios tuyo…
Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios,
No sea que os despedace, y no haya quien os libre.
El que sacrifica alabanza me honrará;
Y al que ordenare su camino,
Le mostraré la salvación de Dios.”

¿Con qué frecuencia ordena o arregla usted su cuarto? Una de las tareas más comunes del hombre es tener limpio y ordenado el cuarto; y aunque se espera que todos lo hagamos, no todos lo hacemos regularmente, y a veces es algo que no valoramos. Desafortunadamente el desorden es una regla común en la vida de muchos.

De la misma manera es nuestra vida espiritual. ¿Con que frecuencia limpiamos nuestra vida de la basura espiritual que nos contamina? y ¿con qué regularidad leemos la Biblia, oramos, obedecemos y servimos a Dios? Aunque todos sabemos que deberíamos hacerlo diariamente, no lo cumplimos; es así como tratamos a nuestro “cuarto espiritual”, no todos tendemos la cama, barremos el cuarto y sacamos la basura; muchas veces nos acostamos sobre el desarreglo y nos volvemos a dormir, dejando todo para algún “mañana” que nadie sabe cuándo llegará.

El Salmo 50 es un llamado de atención de parte de Dios a los Suyos a “[ordenar] su camino” (v. 23). La palabra hebrea “shîm” (שִׁים, H7760), de la cual se traduce “ordenare”, significa poner o ubicar alguna persona o cosa en un lugar específico o en su lugar. Dios mira cada una de nuestras vidas y conoce nuestro caminar, nuestro corazón, y nuestra sinceridad en nuestra adoración hacia Él; y quiere que cada uno de nosotros ordenemos diariamente nuestra vida.

Dios, desde Su trono santo y perfecto gobierna y ve nuestra vida (v. 1, 2). Él llama a los cielos y a la tierra como testigos de Su juicio en contra del mal proceder de Su pueblo (v. 3-7). El Señor ve nuestros vanos “sacrificios” diarios (v. 8, 9), y nos recuerda que esos sacrificios no son tanto para beneficio de Él, pues de Él es todo lo que existe (v. 10, 11), no requiere de nuestros sacrificios vacíos (v. 12, 13), si no de nuestra sincera adoración (v. 14, 15). La palabra “alabanza” (v. 15, 23) viene del hebreo “toda” (תּוֹדָה, H8426) que significa sacrificio u ofrenda de agradecimiento. Nuestro Señor quiere que vivamos diariamente agradecidos, y que nuestra vida sea un sacrificio de agradecimiento a Él, mientras cumplimos nuestro compromiso de vivir para el “Altísimo” (v. 15).

Además, el Señor nos recuerda que no debemos tomar Su Palabra en vano, ni menos vivir en rebelión en contra de Su voluntad (v. 16, 17). Nos exhorta a alejarnos de aquellos que hacen lo malo y dejar de pecar contra nuestro prójimo (v. 18-20). En Su infinito amor, Dios nos reprende de nuestro mal proceder, y nos recuerda que todo este tiempo ha mirado nuestra vida con paciencia (v. 21). Nos llama al arrepentimiento, y a vivir en agradecimiento, ordenando nuestro caminar con Él (v. 22, 23).

¿Con qué frecuencia ordena su “cuarto espiritual”? Si Dios quisiera entrar en este momento a visitarlo en su morada, ¿cree usted que estaría complacido con lo que ve en el interior? El Señor quiere morar con cada creyente obediente y amante (Jn 14:23). Mantengamos diariamente nuestro aseo espiritual como debemos para que nuestro Buen Dios se deleite compartiendo con nuestra vida.

«Señor, reconozco que mi vida no siempre es la que debe ser ante Ti, te pido perdón, y ayúdame a tenerla digna, solo para Ti»

Salmos 50:14 (PDT)“Así que haz una ofrenda de agradecimiento a Dios y cumple lo que le has prometido.”

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