Estudio de Salmos

Oración pidiendo victoria

12 de Agosto del 2020

Salmos 20:1-9 

“Jehová te oiga en el día de conflicto; 
El nombre del Dios de Jacob te defienda. 
Te envíe ayuda desde el santuario, 
Y desde Sion te sostenga. 
Haga memoria de todas tus ofrendas, 
Y acepte tu holocausto. Selah 
Te dé conforme al deseo de tu corazón, 
Y cumpla todo tu consejo. 
Nosotros nos alegraremos en tu salvación, 
Y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios; 
Conceda Jehová todas tus peticiones. 
Ahora conozco que Jehová salva a su ungido; 
Lo oirá desde sus santos cielos 
Con la potencia salvadora de su diestra. 
Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; 
Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria. 
Ellos flaquean y caen, 
Mas nosotros nos levantamos, y estamos en pie. 
Salva, Jehová; 
Que el Rey nos oiga en el día que lo invoquemos.” 

Era la final del campeonato de fútbol americano universitario, los dos equipos se encontraban empatados a 20 puntos; faltaban menos de 10 segundos para terminara el tiempo regular, y si el marcador no cambiaba, tendrían que ir a tiempo extra. El pateador de campo del equipo de la Universidad de Alabama tenía la última oportunidad de anotar y dar la victoria a su equipo, hace su intento, y falla. Los dos equipos tuvieron que prepararse para el tiempo extra. El equipo de la Universidad de Georgia iniciaría primero. 

Según las reglas del fútbol universitario, cada equipo tiene una posesión del balón desde la yarda 25; si se da una anotación al final de la línea, anotaban 6 puntos, y después le tocaría al otro equipo esa posibilidad. Quien obtenía mayor anotación ganaba. 

Georgia, después de internarlo 3 veces, no pudo acercarse para la anotación, así que tuvieron que marcar un gol de campo de 3 puntos. Ahora le tocaba al equipo de Alabama hacer una anotación, o por lo menos intentar otro gol de campo para empatar. 

En su primer movimiento, Alabama es obligado por la defensa de Georgia a retroceder 16 yardas; las posibilidades disminuyeron para la victoria. En un movimiento de gran precisión, el joven mariscal de campo envía un pase de 41 yardas y su corredor lateral atrapa el balón y anota, dando la victoria y el campeonato para Alabama. 

Cuando varios reporteros se acercaron al inexperto mariscal Tua Tagovailoa, quien había jugado su primer campeonato universitario, le preguntaron: «¿a qué se debió su victoria?» – Tua, sin dudarlo exclamó: «Primeramente, quiero dar gracias a mi Señor Jesucristo, mi Salvador, pues es Él quien me dio la fuerza para este partido… toda la gloria va hacia Dios. No puedo describir todo lo que Dios ha hecho para mí y mi familia. ¿Quién se hubiera imaginado poder estar jugando este partido esta noche? Quiero dar gracias a Dios por ello». Y durante la conferencia de prensa acotó: «… Mi equilibrio viene de mi fe, y también el tener la posibilidad de llegar al campo de juego cada momento. Yo oro por paz, le pido a Dios que se haga Su voluntad en mí, y todo lo demás encaja en ello. Esta es la mejor manera de explicarlo» declaró. 

¿En quién o en qué confía usted para sus planes? ¿Está su esperanza puesta en lo que tiene a su alrededor, en sus propias habilidades, en su conocimiento, o en Dios? David nos recuerda que Dios puede defendernos en los conflictos (v. 1); Él nos puede ayudarnos y sostenernos (v. 2); puede oírnos y obrar en favor de nuestra necesidad (v. 4, 5); y, sobre todo, Él es Quien nos salva y nos da vida eterna (v. 6, 9). Nunca olvidemos, nuestra esperanza debe estar puesta solo en Dios, y en nada más (v. 7, 8). 

El joven Tua dio testimonio de dónde estaba su esperanza, y de dónde había llegado la victoria. 

«Señor, solo en Ti hay esperanza de nuestra victoria» 

Salmos 5:11
“Pero alégrense todos los que en ti confían; 
Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; 
En ti se regocijen los que aman tu nombre.” 

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